A raíz de los problemas ocasionados por la COVID-19 en las cadenas de suministro y la proximidad geográfica con el principal importador mundial, México se encuentra en una posición favorable para aprovechar el fenómeno del nearshoring. En este artículo, te explicaremos en qué consiste y por qué resulta atractivo para el país.
¿Qué es el nearshoring?
El fenómeno del nearshoring es una estrategia adoptada por empresas trasnacionales que consiste en trasladar sus actividades productivas esenciales a países cercanos geográficamente y con alianzas fuertes. El objetivo principal es concentrar la actividad en un solo país o en varios de la misma región.
Esta práctica se beneficia de la cercanía con los grandes núcleos y mercados de la economía mundial, lo que facilita la localización de inversiones dentro de las cadenas globales de comercio.
Anteriormente, muchas empresas recurrieron al offshoring, buscando proveedores en destinos lejanos, principalmente en Asia, con el fin de reducir costos. Sin embargo, el nearshoring implica el retorno de inversiones importantes que estaban lejos de sus matrices, ubicándolas en lugares más cercanos.
Las oportunidades del nearshoring
El nearshoring ha cobrado relevancia recientemente debido a la crisis sanitaria del 2019, que generó problemas en las cadenas de valor a nivel mundial. Esto incluyó interrupciones en el flujo de insumos intermedios, cuellos de botella y una incapacidad general para adaptarse a la volatilidad económica.
Además, eventos como la Guerra Rusia-Ucrania y su influencia en los precios de los bienes agrícolas y energéticos, así como las tensiones comerciales y políticas entre China y Estados Unidos, han impulsado aún más la opción del nearshoring.
La reubicación de las cadenas productivas en países cercanos se convirtió en una alternativa para garantizar la estabilidad y satisfacer la demanda de bienes intermedios y finales.
En el caso de México, su cercanía con Estados Unidos, la principal potencia económica mundial desde la Segunda Guerra Mundial es una ventaja significativa. Durante ese período, las grandes empresas estadounidenses comenzaron a externalizar parte de sus procesos productivos fuera de su territorio, sentando las bases para atraer flujos de inversión hacia México.
Esta relación entre ambos países, que abarca tanto el offshoring estadounidense como el nearshoring hacia México, se ha fortalecido gracias al atractivo de los bajos salarios mexicanos para las empresas estadounidenses.
En consecuencia, las estrategias de nearshoring se basan en un complejo tejido económico regional desarrollado por México y Estados Unidos. La principal oportunidad generada por esta estrategia radica en la posibilidad de profundizar y expandir los lazos de producción, investigación y desarrollo entre países vecinos que son miembros del T-MEC.
Además, también abre la puerta para establecer asociaciones comerciales con países aliados, aunque no necesariamente geográficamente cercanos, como Chile, Perú, o países europeos como Alemania o Francia. Actualmente, México forma parte de 14 tratados de libre comercio con 50 países diferentes.
Más allá de las características generales de los países, las decisiones de localización de las empresas requieren una evaluación precisa y profunda que incluya los atributos específicos de las regiones que pueden contribuir al logro de los objetivos empresariales.
Para analizar el nivel de preparación de México en la captación de las oportunidades generadas por esta propuesta, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) en colaboración con la Fundación Friedrich Naumann (FNF) ha examinado diversos indicadores socioeconómicos y ha consultado a actores del sector industrial y de atracción de inversión.
Basándose en las consideraciones expresadas por los entrevistados, se han identificado indicadores relacionados con el mercado laboral, la disponibilidad de insumos básicos, la infraestructura y el marco regulatorio. Estos indicadores han permitido evaluar el nivel de preparación del país y su capacidad para aprovechar las oportunidades que ofrece este actual fenómeno.
Indicadores del Mercado laboral
Estos indicadores ayudan a comprender el tamaño de la fuerza laboral disponible, lo cual puede resultar atractivo para las empresas.
Indicadores de Vivienda y Servicios
Se estima, por ejemplo, que en la industria y manufactura automotriz se generan 6 empleos indirectos por cada empleo directo, lo que resalta la importancia de contar con los recursos adecuados.
Por lo tanto, en el contexto del crecimiento económico impulsado por el fenómeno del nearshoring, es fundamental considerar la disponibilidad de vivienda y servicios necesarios para los trabajadores y sus familias como otro aspecto básico para el establecimiento de empresas en alguna región.
*Además de la regulación a nivel federal, el marco regulatorio a nivel estatal también tiene un impacto en el entorno empresarial de una ciudad en particular. Un indicador valioso para evaluar el "clima" de negocios en las entidades es la percepción de las empresas del sector privado sobre el marco regulatorio y si este les facilita o dificulta la realización de sus actividades comerciales.
Consideran, por ejemplo, si los trámites, el cumplimiento de normas, la obtención de licencias y permisos, o las inspecciones gubernamentales en la entidad representan obstáculos para alcanzar sus objetivos empresariales.
Algunos de los indicadores considerados en este estudio reflejan de manera notable las importantes disparidades existentes en las condiciones económicas y sociales entre las entidades federativas, lo cual repercute en su capacidad para atraer talento e inversión.
Por lo tanto, para aprovechar verdaderamente las oportunidades generadas por el nearshoring y promover una mayor llegada de inversión a México, no solo en los estados donde actualmente se concentra el desarrollo económico (norte y centro del país), sino también en aquellos que tienen una economía rezagada, es necesario cerrar las brechas que persisten en los aspectos mencionados anteriormente.
Para México, concretar y acelerar el nearshoring representa una oportunidad para modernizar los procesos productivos, generar empleos de calidad y potenciar el crecimiento económico del país.
Los beneficios no se limitarían únicamente a la entrada de inversión extranjera, sino que también impulsarían mejoras en la red de infraestructura nacional, el suministro de servicios básicos, el transporte público y otros aspectos. Esto sería resultado de una mayor integración económica entre países aliados y cercanos.
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